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José Miguel Santamaría Uribe

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Solo quieren el mugre billete

La tragicomedia de esta semana era la elección del fiscal que, aunque hubo elección, sigue teniendo un manto de duda legal por cuenta de la renuncia de una de las ternadas.

José Miguel Santamaría
15 de marzo de 2024

El gobierno del cambio, la mal llamada potencia mundial de la vida, que lleva un poco más de un año y medio en el poder, que llegaba con todas las energías para hacer las grandes transformaciones que necesita el país, se quedó en flojos discursos y discusiones por redes sociales. Ya lo importante dejó de ser el cambio y la ideología, y pasó a ser mantenerse en el poder. Las elecciones de 2026, si las hay, serán el objetivo primordial del Gobierno y de la oposición.

La tragicomedia de esta semana era la elección del fiscal que, aunque hubo elección, sigue teniendo un manto de duda legal por cuenta de la renuncia de una de las ternadas. Pero terminó siendo verdaderamente la casi segura caída de la reforma a la salud, que de ser aprobada en el Senado le entregaba al Gobierno el manejo anual de más de ochenta billones de pesos, recursos que quería manejar para manipular a la población con la salud y así poder aprovecharse de esa posición dominante en su beneficio.

Por cuenta de lo anterior, la reforma pensional se vuelve un trofeo mucho más importante para Petro y su gobierno. Aquí también hay mucho billete en juego: los fondos privados de pensiones valen quinientos billones, y el recaudo anual de nuevos recursos supera los treinta billones de pesos. Lo que quiere el gobierno del cambio con estos recursos que les quita a los que ahorran para pensión es subsidiar a los adultos mayores, a las mujeres que trabajan en labores domésticas, hasta a la primera línea. Todo esto a costa de los ahorros individuales de los colombianos. Esto es una forma de lograr mantenerse en el poder, de comprar conciencias.

Las razones fundamentales por las cuales el Gobierno anda ansioso buscando recursos son por haber desarrollado mal el presupuesto con un aumento inusitado de unos gastos que se vuelven permanentes como los subsidios y unos ingresos que no son tan ciertos, ya que dependen de variables no controlables, como pleitos de impuestos y arbitramentos. El hueco anual es de aproximadamente diez billones de pesos, según analistas de una de las calificadoras de riesgo internacional.

Adicionalmente, el Carf (Comité Autónomo de la Regla Fiscal) advirtió que no se va a cumplir este año con los límites del Marco Fiscal de Mediano Plazo. Esto implica seguramente un mayor endeudamiento a una tasa de interés más alta, que en el mediano plazo genera un efecto cascada, de mayores intereses y aumento del endeudamiento como porcentaje del PIB a futuro.

Sí, además, vemos cómo el recaudo del IVA de enero disminuyó como un claro reflejo de un menor consumo de los colombianos, que se suma al dato de menos inversión privada en muchos años. Es por todo esto que el Gobierno quiere hacer una reforma tributaria este año para conseguir más recursos de impuestos en un país que ya tiene una de las tasas de tributación más altas del mundo.

Así, entre trancas y mochas nos lleva Petro, con una agravante adicional que ya lo dio a entender: que muchas de las reformas que cursan en el Congreso las puede sacar a retazos, vía decretos, desconociendo los pesos y contrapesos de las ramas del poder público. Esto, sin duda, es un escalón más para aferrarse al poder a costa de todo.

Cada día tengo más claro que no aplicar el artículo 109 de la Constitución, por medio del cual se pierde la investidura por recibir recursos no registrados en la contabilidad de la campaña, es un riesgo que nos puede llevar al fin de la democracia, a que no haya elecciones en 2026.

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